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La Gran Asamblea de la Fiesta de las Trompetas 2011

  • País | Corea
  • Fecha | Septiembre 27, 2011
El 27 de septiembre (el primer día del séptimo mes según el calendario sagrado), la Gran Asamblea de la Fiesta de las Trompetas –la primera fiesta de otoño– se realize simultáneamente en todas las Iglesias de Dios del mundo entero.

ⓒ 2011 WATV
La Madre agradeció al Padre por haber establecido la fiesta de vida, y oró para que sus hijos de todo el mundo que celebraron la fiesta, recibieran el perdón de sus pecados arrepintiéndose sinceramente, y tocaran fuertemente la trompeta de arrepentimiento, a fin de que lleguen a ser completamente hijos de Dios con los que él se complazca. Luego, los bendijo para que sus esfuerzos en el evangelio lleven abundantes frutos que llenen el granero celestial durante las fiestas de otoño.

Asimismo les pidió que “se arrepientan y guíen las almas moribundas al camino del arrepentimiento, el camino de salvación”.

El Primer Pastor Kim Joo-cheol dijo en su sermón: “La ciudad de Nínive se salvó cuando todo el pueblo, incluyendo el rey, se arrepintieron de sus pecados aunque el juicio de Dios ya había sido pronunciado sobre ellos. De igual manera, el arrepentimiento trae grandes bendiciones y gracia de Dios”. Con estas palabras, deseó que todos los miembros experimentaran la misericordia y el amor de Dios durante la fiesta, confesando todos los pecados cometidos. También mencionó la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-24), a través de la cual definió el pecado como “el acto de volverse de Dios para seguir los deseos de la naturaleza pecadora”, y el arrepentimiento como “el acto de cambiar la mente de alguien y acercarla a Dios”. Además, pidió a los miembros que renovaran sus corazones y espíritus arrepintiéndose de sus pecados y llevaran una hermosa vida de arrepentimiento guiando a todas las personas del mundo a Dios (Ez. 18:30-32, Lc. 13:1-5, Is. 55:6-7, Ro. 8:5-8).

Desde este día hasta el día de expiación, se realizó la semana de oración. En la madrugada y en la noche, los miembros ofrecieron oraciones de arrepentimiento por los pecados que cometieron en el cielo y en la tierra. Oraron fervientemente con arrepentimiento en nombre de todo el mundo y de sí mismos. También guiaron muchas almas al arrepentimiento proclamando fuertemente la voz de Cristo como una trompeta: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

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