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La Iglesia de Dios invitó a atletas de 110 países a una cena

  • Realzando el Prestigio Nacional
  • País | Corea
  • Fecha | Agosto 28, 2003
¡Una aldea global!
El 28 de agosto, atletas de 110 países, que participaban en las Universiadas, se reunieron en el centro de convenciones del hotel Inter-Burgo y formaron una pequeña aldea global, desde el país del bienestar mundial, Suecia, hasta el país más pobre pero con el índice más alto de felicidad, Bangladés; desde los pacíficos países del Pacífico Sur hasta Afganistán e Irak que todavía afrontan los estragos de la guerra. Todas las naciones gritaron “WE♥U” y todos los pueblos reconocieron el significado real de la paz y la unidad.

ⓒ 2003 WATV
La Iglesia de Dios ofreció una cena dirigida a 96 países que enviaron menos de 5 atletas y para los países que no recibieron una ceremonia oficial de bienvenida. Más de 400 atletas y delegaciones de 110 naciones se reunieron. Esta ceremonia contó también con la presencia de Zahng Gil-jah, Presidenta de la Fundación de Bienestar Social Nueva Vida; Park Sang-ha, Presidente Ejecutivo de las Universiadas de Daegu; Ha Jin-gyu, Secretario General de las Universiadas de Daegu; y Kim Joo-cheol, Primer Pastor de la Iglesia de Dios.

Park Sang-ha, Presidente Ejecutivo de las Universiadas de Daegu, agradeció a los atletas y a sus delegaciones que llegaron a Corea desde tierras lejanas realizando varios transbordos, y a la Iglesia de Dios por organizar esta fiesta. Y deseó que esta clase de consideración por los países pequeños sea cada vez más frecuente.

El Primer Pastor Kim Joo-cheol pidió a los atletas que recuerden a los alentadores Aurah, que los alentaron con más calidez que el clima de la ciudad de Daegu, y también dijo: “Entre los atletas que se esfuerzan como aficionados puros y los alentadores que animan con pasión pura, el sueño de la unidad se hará realidad”.
También dijo: “We love you”, con emoción al culminar el discurso, a lo cual los atletas respondieron con el mismo movimiento.

ⓒ 2003 WATV
Momentos después, se realizaron los espectáculos culturales: el coro infantil de la Fundación de Bienestar Social Nueva Vida, el cuarteto de percusión tradicional coreano “Samulnori”, una canción folklórica coreana, una danza tradicional coreana y un repertorio de canciones clásicas. Los atletas estaban ocupados tomando fotografías a los bellos niños. Y cuando el misionero Kim Jae-hoon, que en su momento fue un popular cantante, cantó la canción “Unchained melody”, ellos respondieron con mucha pasión, ofreciéndoles flores y colocándole una gorra.

Mas allá de las barreras de la raza y la nacionalidad, entrelazaron sus brazos y cantaron juntos, diciendo: “¡We love you!”
Algunos atletas, incluyendo a Jenny Daily, de Jamaica, se conmovieron hasta las lágrimas. La pequeña aldea global se llenó de paz y alegría.

ⓒ 2003 WATV
Después de los espectáculos culturales, empezó la cena. En cada mesa, se dispuso uno o dos traductores y conversaron sobre los últimos juegos y los episodios ocurridos en Daegu. Prometieron estar siempre en contacto e intercambiaron sus números telefónicos y direcciones. Los alentadores y los atletas parecían viejos amigos, más bien hermanos y hermanas que se volvían a ver después de mucho tiempo.

¿Cómo impresionó Corea a los atletas a través de los Alentadores Aurah?
Las atletas y las delegaciones de Pakistán y Nigeria que estaban vestidos con trajes tradicionales, la delegación sueca que se distinguía por su piel, cabello y bigote blanco y los atletas africanos en vestimenta tradicional de color verde con un peculiar sombrero, dijeron: “Los coreanos son muy apasionados y tienen una mente amplia”.

Alwahdi Abdulla Ali Awad, director del equipo de los Emiratos Árabes Unidos, manifestó:
“La representación ‘WeU’ de la ceremonia de inauguración, conmovió profundamente mi corazón. Los coreanos tienen un corazón cálido y me sentí como en casa”. Y agregó: “Los atletas pudieron dar una buena lucha gracias al grito de los alentadores”.

ⓒ 2003 WATV
Mohamed E. Gure, director del equipo de Somalia, comentó acerca de los coreanos: “Los coreanos son maravillosos y muy amables. Nosotros también los recibiremos después, y los alentaremos apasionadamente como ellos. Más adelante, estoy seguro”.

La Iglesia de Dios entregó a los atletas un llavero en forma de instrumento tradicional de percusión y otros recuerdos, deseando que siempre recuerden Corea, la ciudad de Daegu y a los alentadores Aurah. Después de tomar las fotografías de recuerdo, la fiesta culminó a las 9:30 p.m. La despedida no fue fácil. Darse la mano y abrazarse no fue suficiente para despedirse. Los atletas volteaban una y otra vez y los alentadores se despedían agitando las manos hasta que ya no podían ver a los autobuses que trasladaban a los atletas. Su amistad y amor siempre permanecerá aun después de estos juegos.