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Ninguna parte de los sermones en texto puede ser imprimida o difundida. Por favor, grabe en su corazón lo que ha entendido, para compartir la fragancia de Sion.

Los anillos de crecimiento del reino celestial

En Estados Unidos existe un árbol que alcanza casi los cinco mil años de edad; es el árbol más antiguo actualmente conocido. Este árbol tiene aproximadamente cinco mil anillos de crecimiento, los cuales proporcionan un registro de todas las alegrías, penas, dolores y sufrimientos que el árbol ha atravesado. Así que, aunque han transcurrido cinco mil años, cuando los expertos miran cada anillo del árbol, pueden saber lo que podría haberle ocurrido al árbol hasta ese momento.

Nosotros, que esperamos el eterno reino de los cielos, tenemos los anillos de crecimiento del cielo: los anillos espirituales que muestran un registro de toda nuestra vida pasada. Por eso, reflexionemos para ver lo que se está registrando en nuestros anillos de crecimiento durante el año 2013. Como pueblo de Dios, pensemos en lo que hemos hecho para el bien del evangelio y si todos los esfuerzos registrados en nuestros anillos de crecimiento pueden guiarnos al reino de los cielos. Si en algo hemos estado fallando, de ahora en adelante formemos graciosos anillos de crecimiento que se registren en el cielo.


Los anillos de crecimiento de un árbol, la cronología del árbol

Cada árbol tiene un registro de su historia de vida, contenido en anillos anuales. Los anillos anuales no muestran únicamente la edad del árbol, sino que proporcionan un registro de información detallado del árbol: en qué condiciones ambientales ha vivido el árbol y qué ha atravesado en cada año.

Desde la primavera hasta el otoño, las células de un árbol crecen rápidamente y la corteza interior del árbol es suave. Sin embargo, en temporada de sequía o en invierno, las células del árbol se compactan y la corteza interior del árbol se endurece. Este cambio o diferencia ambiental produce anillos anuales.

En cuanto a los árboles de los bosques húmedos tropicales donde llueve mucho y la temperatura media es constante, estos no tienen anillos de crecimiento definidos y otros árboles ni siquiera producen anillos de crecimiento. Por otro lado, los árboles de las regiones templadas producen distintos anillos anuales. En este caso, todos los procesos y condiciones ambientales donde han crecido pueden analizarse por medio de sus anillos anuales. Aunque nunca hayamos visto el proceso de crecimiento de estos árboles, podemos saber cuándo ocurrió un incendio en esa región, cuándo hubo una sequía, cuándo ocurrió una inundación y cuándo llovió moderadamente para que pudieran crecer bien. Aunque los árboles no pueden hablar, los anillos anuales lo dicen todo: las alegrías y las penas que los árboles atravesaron en todo el curso de su vida. Por tanto, los que tienen algún conocimiento de árboles, cuando miran los anillos anuales de un árbol, pueden saber fácilmente si el árbol ha tenido una vida dura o ha vivido en condiciones ambientales cómodas.

Así como los árboles dejan un registro de su vida en sus anillos de crecimiento, nosotros dejamos un registro de nuestra vida de la fe en nuestros anillos de crecimiento espirituales. Cuando regresemos al eterno reino de los cielos, tendremos distintos anillos de crecimiento, los cuales mostrarán la clase de vida que hayamos llevado para el evangelio del reino.

Se puede leer la historia de vida de un árbol a través de sus anillos anuales. Entonces, ¿acaso creen que Dios no puede analizar las huellas de nuestra vida? Dios conoce todo sobre nosotros. Los seres humanos no podemos conocer por completo los pensamientos de los demás, y tendemos a juzgarlos solo por su apariencia. Solo Dios puede saber todo lo que hay en nuestro corazón y mente. Dios mira nuestros anillos de crecimiento espiritual, los cuales registran todo lo que hemos hecho en nuestra vida de la fe.


Las huellas de nuestra vida vistas en los anillos de crecimiento del cielo

Los anillos de crecimiento del cielo dicen todo de nosotros. Ellos registran con precisión nuestros esfuerzos por predicar el evangelio de Cristo, y también el momento en que estuvimos inactivos y negligentes en la predicación del evangelio, aunque tengamos el título de predicador. El momento en que caímos en tentación y deambulamos, y el momento en que corrimos nuestra carrera con fervor, pasión y fe en Dios; todos estos momentos están registrados en nuestros anillos de crecimiento espiritual del cielo.

Solo con mirar los anillos anuales de un árbol, podemos ver cuándo sufrió por un incendio, cuándo sufrió por una sequía y cuándo pasó momentos difíciles luchando contra el frío. Dios busca nuestros corazones y examina nuestras mentes. A través de nuestros anillos de crecimiento del cielo, Dios conoce con precisión todo de nosotros.

Los árboles que viven en un clima tropical, donde la temperatura es constante todo el año, no producen anillos anuales. Esto se debe a que no sufren por el estrés de la temperatura. Lo mismo sucede con nuestros anillos de crecimiento espiritual; estos no pueden producirse cuando vivimos sin sentido en un constante estado de complacencia, sino cuando atravesamos problemas y dificultades. Predicando diligentemente el evangelio, a veces podemos atravesar sufrimientos y persecuciones y otras veces podemos llevar buen fruto por la gracia de Dios en esa situación difícil. En medio de una variedad de circunstancias cambiantes, se está formando un anillo de crecimiento para el año 2013.

En cuanto a los que han trabajado fielmente para el evangelio con todo su corazón y mente, independientemente de si los demás les prestaban atención o no, sus anillos de crecimiento espiritual se forman hermosamente, agradables a los ojos de Dios. Por tanto, Dios nos ha dicho a sus hijos que pongamos nuestro corazón y alma en el evangelio, para que cuando regresemos a la patria celestial, podamos recibir la corona de la gloria que nunca se marchitará (1 P. 5:1-4).

Ap. 2:10 “[…] Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”

Visto desde el mundo eterno, la vida es demasiado corta. El tiempo de angustias y dificultades que se nos concede también es corto. No obstante, si tratamos de evitar los sufrimientos que son solo temporales y vivimos ociosos y complacientes según los deseos de nuestra carne, nuestros anillos de crecimiento espiritual no serán hermosos ni distintos, y en algunos casos ni siquiera se formarán.

Ya que hemos empezado nuestra vida de la fe, ¿acaso no debemos recorrer el camino de la fe con ferviente amor por Dios? Haciendo esto, tengamos los anillos de crecimiento más hermosos ante los ojos de Dios cuando vayamos al cielo.


Recompensaré a cada uno según sea su obra

Como los anillos de crecimiento de un árbol reflejan la historia de la vida de un árbol, así los anillos de crecimiento del cielo reflejan nuestra vida de la fe. Nuestros anillos de crecimiento espiritual preservan un registro de todos los momentos de nuestra vida: cuando caímos en tentación, cuando dimos la mitad de nuestro corazón al mundo y la otra mitad al cielo, y cuando corrimos la carrera al cielo diligentemente. Dios ha dicho que recompensará a cada uno según su obra.

Ap. 22:12 “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Los premios del cielo son eternos. Dios sabe quién trabajó más y quién trabajó menos, y recompensa a cada uno según sea su obra.

Pensemos en lo que debemos hacer para añadir un anillo de crecimiento y dibujemos hermosamente nuestros anillos de crecimiento espiritual en 2013. Sería bueno si nuestros anillos de crecimiento se formaran suficientemente hermosos para recibir un elogio de Dios: “Sufriste mucho para el evangelio. Incluso en tu sufrimiento no olvidaste tu fe sino que te mantuviste firme. Por eso pienso que eres digno de recibir este premio”.

En la siguiente parábola de Jesús, podemos ver la escena en la que Dios recompensa a cada uno según su obra.

Lc. 19:12-26 “Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. […] Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo […]. Entonces él le dijo: Mal siervo, […] Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.”

Los anillos de crecimiento de una persona que es fiel aun en lo muy poco, están llenos de momentos fieles. Dios dice que dará más bendiciones a quien haya sido fiel en su obra y haya ganado más talentos, pero al que no tiene nada, incluso lo que tiene se le quitará. Todos los esfuerzos que hemos hecho para la obra de Dios están registrados en nuestros anillos de crecimiento del cielo. Deseo que todos nuestros miembros de Sion se esfuercen por el evangelio para que sus esfuerzos sean registrados en sus anillos de crecimiento espiritual y reciban un elogio del Padre: “¡Bien hecho!”, y también un premio, como el siervo fiel que ganó diez minas.


Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará

Aunque todos predicamos el evangelio, obtenemos diferentes resultados según la clase de pensamiento que tenemos cuando trabajamos para el evangelio. Con tan solo mirar los anillos de crecimiento espiritual, Dios sabe si se formaron en medio de sufrimientos o complacencias.

Gá. 6:7-8 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”

Hay personas que invierten su tiempo, dinero, energía y esfuerzo en las cosas de la carne, y también están los que siempre piensan en lo que pueden hacer para entrar en el cielo y complacer a Dios, y oran por esto todos los días. Cosecharemos lo que hayamos sembrado. Si trabajamos duro, sin falta recibiremos las correspondientes bendiciones y premios de Dios, y si somos ociosos, seremos recompensados por esto.

“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Esto es verdad. Esta es una palabra realmente temible. Si hacemos algo con pensamientos malvados, sin falta obtendremos los resultados correspondientes. Si sembramos maldad, ¿cómo podríamos cosechar lo bueno? Lo que uno siembra, eso segará. Aunque parece que estamos trabajando para el evangelio, si en realidad es para nuestra propia carne, de la carne segaremos destrucción.

Ahora estamos formando un anillo de crecimiento espiritual para el año 2013. Hoy también formemos un hermoso anillo espiritual sembrando lo que es justo ante los ojos de Dios, sea en la casa o en la iglesia o en la línea de frente del evangelio.

Hay varias clases de anillos de crecimiento espiritual: un anillo de obediencia, un anillo de amor, un anillo de sacrificio y dedicación, un anillo de esperanza en el cielo, etc. Cada momento de nuestra vida se registra en nuestros anillos de crecimiento espiritual: ¿Cuándo trabajamos y nos sacrificamos por Dios y los miembros? ¿Cuán obedientes fuimos a la palabra de Dios? ¿Qué clase de mentalidad y pensamientos tenemos? Todo lo que decimos, todo lo que hacemos, está inscrito en nuestros anillos de crecimiento. Es por eso que Dios dice que recompensará a cada uno según sea su obra.

Incluso en este momento nuestro anillo de crecimiento está siendo formado. ¿Acaso no debemos hacer que nuestros anillos de crecimiento crezcan hermosamente, teniendo una buena fe, obediencia y dedicación para la predicación del evangelio? Si hacemos esto, Dios dirá cuando vea nuestros anillos de crecimiento: “Ustedes son las uvas que han pasado la inspección espiritual. Les permito entrar ahora mismo en el cielo”.


Formemos hermosos anillos de crecimiento

Nada de lo que hagamos podrá ser eliminado. La razón es que nuestros anillos de crecimiento siempre nos acompañan en nuestra vida. Para que nuestros anillos de crecimiento se hagan hermosos, necesitamos trabajar para el evangelio con fidelidad, fervor y pasión. Además de esforzarnos por predicar el evangelio, debemos orar diligentemente y estudiar la palabra de Dios con una fe temerosa de Dios en nuestro corazón. Dios reconoce todas nuestras huellas grabadas en nuestros anillos de crecimiento espiritual.

Ec. 12:9-14 “[…] El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.”

Los que temen a Dios y guardan sus mandamientos, pueden tener los anillos de crecimiento más hermosos ante los ojos de Dios. Hoy también reflexionemos si hemos vivido según la palabra de Dios. Con alegría y acción de gracias, debemos seguir cada palabra que nuestro Padre y nuestra Madre nos hayan dicho para nuestra salvación, y seguirlos por dondequiera que vayan, para poder tener hermosos anillos de crecimiento e ir al eterno reino de los cielos.

Cuando oramos, nuestra actitud también se registra en nuestros anillos de crecimiento espiritual: si oramos a Dios fervientemente vaciando nuestros corazones, o si oramos como costumbre, o si oramos sin fe, solo siguiendo a los demás. Cuando predicamos la palabra de Dios, esto se registra inmediatamente en nuestros anillos de crecimiento espiritual. Cuando leemos la palabra de Dios, incluso un simple versículo, esto también se registra en nuestros anillos de crecimiento espiritual. Si obedecemos a Dios con un corazón ferviente para salvar al menos un alma, todo esto también se registra en nuestros anillos de crecimiento.

Todas estas cosas se acumulan y están formando enormes anillos de crecimiento espiritual que muestran claramente cómo hemos vivido nuestra vida de la fe.

Pido seriamente a todos ustedes, pueblo de Sion, que prediquen fuertemente la gloria de Jerusalén al mundo entero en 2013, para que puedan tener hermosos anillos de crecimiento espiritual y preparen suficiente aceite de la fe para recibir al Padre con alegría. Como pueblo del cielo, tengamos anillos de crecimiento llenos de gracia amando al Padre y a la Madre y a nuestros hermanos y hermanas, sirviéndonos unos a otros y animándonos mutuamente, ayudándonos a crecer espiritualmente a través de palabras hermosas y llenas de gracia, para que podamos ir juntos al cielo.

Los que caían fácilmente en tentación, los que se quejaban y discutían continuamente, y los que tenían pensamientos negativos; estas personas no pudieron entrar en la tierra de Canaán, como se ve en la historia de los israelitas en el desierto. Los anillos de crecimiento que ellos formaron no fueron dignos de llevarlos a Canaán. La tierra prometida de Canaán espiritual representa al reino de los cielos. Todo árbol que no lleva fruto no es digno de entrar en el cielo; este será cortado y arrojado al fuego (Mt. 7:19).

Dios examina los registros de la vida de todos y juzga a cada uno según sea su obra; Él envía al infierno al pueblo que merece ir al infierno, y guía al cielo al pueblo merecedor del cielo (Ap. 21:11-15). Extirpemos el corazón desobediente y perezoso y solo tratemos de tener los anillos de crecimiento del cielo, que sean suficientemente dignos de ser usados por Dios. Nuestros anillos de crecimiento espiritual relatan toda la historia de nuestra vida. Nuestros pensamientos, nuestra fe y nuestras obras; todo esto forma nuestros anillos de crecimiento espiritual que se convierten en registros irrevocables. Cuando Dios mira nuestros anillos de crecimiento espiritual inscritos en nosotros, sabe qué hemos atravesado para guardar la fe hasta el final, nuestras alegrías, penas, sufrimientos, persecuciones y dificultades.

La mejor manera de tener anillos de crecimiento espiritual es prestar atención a la Lección de la Madre y ponerla en práctica. Concedámonos lo mejor, cubramos los errores de nuestros hermanos y hermanas y soportemos nuestros sufrimientos presentes, anhelando la maravillosa vida del cielo que tendremos en el futuro. La felicidad en esta tierra no dura para siempre; aunque la disfrutemos durante toda nuestra vida, solo dura setenta años. Setenta años pasan muy rápido. Existe un mundo adonde iremos en el futuro. Debemos agradecer a Dios por darnos el reino
de los cielos.

Pido seriamente que todos se dediquen a salvar al mundo guiando cada alma al camino del cielo, con un corazón más fiel y ferviente y con el corazón del Padre y la Madre. Hermanos y hermanas de Sion, todos tengamos anillos de crecimiento hermosos para que cuando regresemos a nuestra patria celestial recibamos la corona de la vida y brillemos como las estrellas del cielo a perpetua eternidad.